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22/09/2023
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Columnistas invitados/Guest columnists

Cuba: Mucha cumbre, pero más miseria

Con la Cumbre del Grupo de los 77 (G77) + China, el Gobierno cubano buscó reposicionarse como gran conductor de los países del Sur, al mismo estilo de Fidel Castro

Con la Cumbre del Grupo de los 77 (G77) + China sobre “retos actuales del desarrollo, el papel de la ciencia, la tecnología y la innovación”, el Gobierno cubano buscó reposicionarse como gran conductor de los países del Sur, al estilo de Fidel Castro. El reclamo del cese del “bloqueo” y la no la inclusión de Cuba en la lista de patrocinadores del terrorismo en la Declaración Final fueron objetivos primordiales. Raúl Castro asistió a las sesiones y recibió a varios presidentes y primeros ministros. António Guterres, secretario general de la ONU, llamó “amigo” a Miguel Díaz- Canel, según se escuchó en la Televisión Cubana.

A diferencia de los derroches del pasado, las autoridades recalcaron que sería una cumbre austera, seguramente no tanto por consideración a las privaciones impuestas a la población, sino por las reclamaciones de los miles de millones de dólares en deudas y las aspiraciones a recibir más ayuda internacional. Cuánto se importó para acomodar y alimentar a los participantes, en un país donde ni siquiera se produce azúcar, nunca se sabrá. Días antes hubo prolongadísimos cortes de electricidad, supuestamente por falta de combustible, pero se sospecha que fueron programados para evitar apagones durante la Cumbre. También se asfaltaron avenidas, se pintaron edificaciones en los recorridos de los visitantes y se recogieron numerosos basureros.

Una “proeza”, según consideró Díaz-Canel, fue haber hecho una Cumbre de esa magnitud en vísperas de la sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. En realidad, la fecha de la Cumbre fue bien calculada: unos días antes de las sesiones de la Asamblea General de la ONU, cuando la estancia en Cuba era propicia en el trayecto hacia Nueva York.

Resalta que de América Latina solo asistieron los gobernantes Nicolás Maduro, de Venezuela; Alberto Fernández, de Argentina; Xiomara Castro, de Honduras; Daniel Ortega, de Nicaragua; Gustavo Petro, de Colombia; Luis Abinader, de República Dominicana y el vicepresidente boliviano David Choquehuanca.

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Where does liberty come from?

José AzelWe fight wars in defense of liberty, and we proudly point to our Founding Documents declaring our freedoms to be inalienable rights. So, where does liberty come from?

An easy answer is that our freedom comes from God. However, that is an unsatisfying answer that leads to questions such as: why has a loving God not allowed freedom to flourish in most of His world? According to the Freedom in the World Report, (Freedom House 2019) only 39 percent of a world population of 7.6 billion can be said to be free, 24 percent partially free, and 37 percent are not free. That is, 4.6 billion people are not free or only partially free. The trend is also disturbing; since 2006, 116 countries have experienced a decline in liberty and only 63 have experienced an improvement.

We believe that liberty is an aspiration of all human beings. And yet, freedom has been historically rare and continues to be scarce. As pointed out by Daron Acemoglu and James Robinson in their latest book The Narrow Corridor, “…there is nothing automatic about the emergence of liberty, and liberty hasn’t been easy to achieve in human history.”

Most societies have been unable to develop a state with the capacity to enforce laws, resolve conflicts, and provide public services while remaining in the control of an assertive and well-organized society. Powerful states abound, but many use their power for repression and dominance rather than to promote individual liberties.

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DOS RUSOS QUE SALVARON AL MUNDO (segunda parte)

                                  STANISLAV YEVGRÁFOVICH PETROV

Con el Acuerdo Kennedy-Khrushchev de octubre de 1962 que llevó al retiro de los misiles soviéticos SS-4 y SS-5 de Cuba a cambio del retiro de los misiles norteamericanos “Júpiter” de Turquía y la promesa de Kennedy de no invadir Cuba o permitir que fuerzas anticastristas lo hicieren desde territorio norteamericano (11), comenzó una tregua en el enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética con vistas a disminuir en lo posible el riesgo de una guerra de gran devastación. Con tal propósito, la llamada “línea caliente” (12) fue instalada el 20 de junio de 1963 y conectaba en tiempo real el Pentagono y el Kremlin con el propósito de mejorar y agilizar las comunicaciones para evitar futuras crisis entre las dos potencias y se iniciaron conversaciones tentativas que buscaban frenar la carrera armamentista.

El camino iniciado por Kennedy y Khrushchev en busca de una coexistencia que evitara la mutua destrucción sería también transitado por sus sucesores el Kremlin y la Casa Blanca. (13) Durante el largo periodo que transcurrió entre 1964 y 1979 en el que se vieron las caras el líder soviético Leonid Brezhnev (1964-1982) y los Presidentes Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford y James Carter, continuaron las negociaciones y se firmaron varios acuerdos de limitación de armas no convencionales (SALT II) lo que redujo significativamente la hostilidad entre el Este y el Oeste. Sin embargo, esa suerte de “coexistencia pacífica” no impidió que, como bien lo advirtió Leonid Brezhnev en 1973, “… el conflicto entre los países imperialistas y comunistas se trasladara a los países del Tercer Mundo”. (14) Y así efectivamente sucedió como se vivió en países donde Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrentaron indirectamente en las llamadas “proxy wars” o “guerras por intermediarios”, apoyando y armando los bandos ideológicamente encontrados en países como Vietnam, Camboya e Indonesia en Asia; Angola y Mozambique en África y la República Dominicana y Chile, en América.

La sola posibilidad de enfrentamiento directo entre Washington y Moscú en esos 15 años de convivencia se materializó durante la Guerra del Yom Kippur (6 de octubre al 11 de noviembre de 1973), cuando tropas israelíes cruzaron al lado occidental del Canal de Suez y cercaron al Tercer Ejercito egipcio. Ante la inminencia de la destrucción de sus fuerzas, el Presidente egipcio Anwar El Sadat solicitó el apoyo de Moscú, lo que llevó a Leonid Brezhnev el 23 de octubre de 1973, a movilizar tropas aerotransportadas soviéticas para apoyar directamente a Egipto. La respuesta de Washington a la posibilidad que Moscú interviniese en la guerra, lo que implicaba el probable uso por Israel de armas nucleares para su defensa (15), fue adoptar la Condición de Defensa 3 (DEFCON 3) (16). Esa acción ordenada por el Presidente Richard Nixon enfrió los ánimos de Moscú y permitió a Washington presionar a Israel a negociar un alto al fuego con las fuerzas egipcias, lo que aconteció el 11 de noviembre de 1973. Tras superar ese escollo, las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética volvieron a la normalidad hasta que en 1977 Moscú decidió desplegar sistemas de misiles balísticos SS-20 “Sable” de alcance intermedio (5,500kms) en Alemania Oriental y Checoeslovaquia, portador cada SS-20 de tres cabezas nucleares independientes. Este despliegue de los altamente precisos y letales SS-20 (11 veces el poder de la bomba de Hiroshima) que ponía a todos los países de Europa Occidental al alcance de los misiles soviéticos, creó la llamada “Crisis de los Euromisiles” que fue confrontada por Estados Unidos y la OTAN con el anuncio el 12 de diciembre de 1979 del despliegue de 108 misiles balísticos de alcance intermedio Pershing II y misiles crucero BGM-109GLCM con cabezas nucleares con la capacidad de alcanzar Moscú, en el Reino Unido, la República Federal de Alemania, Bélgica, Italia y Holanda. El 24 de ese mismo mes de diciembre, Leonid Brezhnev ordenaría la invasión soviética a Afganistán, lo que implicó el retorno a la característica hostilidad de la Guerra Fría entre Occidente y la Unión Soviética.

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Madre del pueblo cubano, nos duele el alma…

Mientras estamos viviendo la experiencia de celebrar cada noche con las familias la novena a la Virgen de la Caridad y nos vamos preparando para tan significativa fiesta, voy repitiéndome la misma pregunta, quizás con otras variantes:

¿A quién le importa tanto dolor, desgarro, indolencia, tristeza, impotencia, llanto, soledades?

¿A quién le sigue importando este vacío en el que ha caído de forma vertiginosa y sigue cayendo con más profundidad este país?

¿A quién le duele el alma cuando escuchas tantos y tan estremecedores sufrimientos?

¿Quién se hace responsable de tanta desidia, de que tantas personas no tengan una mirada feliz y ni siquiera las fuerzas para soportar lo cotidiano?

¿A dónde se dirige la mirada cuando lo que nos rodea es hambre, abandono, huida permanente de un país en el que cada vez cuesta más respirar?

¿Cómo permanecer aquí por opción, cómo encontrar sentido a este sinsentido?

Estas interrogantes laten al ritmo de mi corazón, y por ellas tengo el alma lacerada al escuchar y ver tanto… Tengo un dolor que el corazón no puede contener más, y no es falta de fe como algunos se atreven a decirme. NO, no es falta de Fe. Es cansancio, es agotamiento interno, es tristeza de ver vivir a un pueblo que más bien muere, deseando oportunidades de vida y un sentido para enfrentar lo cotidiano. Y me encuentro con que yo no puedo ofrecer más solución que un oído atento, una mirada acogedora, una palmada de apoyo y una palabra de aliento.

Estoy triste, sí, y comparto mi tristeza. Y no quiero consejos espiritualistas; quiero poder expresar lo que llevo dentro, quiero buscar con otros alternativas y soluciones a esta realidad de muerte que lucha con el deseo de vida que todos llevamos dentro. Quiero escuchar de otros, de quienes tienen posibilidad directa de solucionar estas situaciones dolorosas; de ellos quiero escuchar verdades de frente. Quiero oportunidades y no más circos de fiestas que se organizan en los pueblos durante tres días y lo que logran es emborrachar el cerebro y entorpecer más la cotidianidad. Y no quiero escuchar que este no es tema para una religiosa; lo es, claro que lo es, porque basta que haya sufrimiento, dolor, angustia, para que a TODOS deba interesarnos y decidamos, desde lo que somos cada uno, aportar y ofrecer alguna propuesta, más allá de que sea o no escuchada y acogida.

Quiero un pueblo libre.

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DOS RUSOS QUE SALVARON AL MUNDO (primera parte)

                     DOS RUSOS QUE SALVARON AL MUNDO (primera parte)

                               “A menudo los héroes son desconocidos”                                                                                          Benjamín Disraeli, Primer Ministro del Reino Unido 

Como bien lo dijo el Primer Ministro Británico Benjamín Disraeli (1), muchos a quienes debemos el poder continuar con nuestra existencia cotidiana nos resultan desconocidos pues sus identidades y acciones ejecutadas en beneficio de la humanidad, fueron ocultadas por razones políticas o de seguridad de estado. Un ejemplo de ello se personificó en dos oficiales de las fuerzas armadas soviéticas quienes durante la llamada “Guerra Fría” que enfrentó por más de 40 años a la Union Sovietica y a los países Occidentales liderados por Estados Unidos, tomaron decisiones que evitaron que los postulados de la doctrina entonces conocida como destrucción mutua asegurada o MAD por sus siglas en inglés, se convirtieran en una realidad.(2) Estos héroes de la Guerra Fría fueron el oficial naval Vasili Aleksandrovich Arkhipov (1926 -1998) y el Teniente Coronel de la Fuerza de Defensa Aérea Soviética Stanislav Yevgráfovich Petrov (1939 - 2017), dos hombres que estuvieron en el lugar y el momento preciso para bien de la humanidad.

Remontémonos pues a los años de la Guerra Fría para conocer las circunstancias y los hechos que llevaron a esos dos militares soviéticos a tomar decisiones que implicaron la desobediencia a las órdenes superiores y a los procedimientos de seguridad aplicables, poniendo en riesgo sus carreras y libertad, pero librando al mundo de un seguro holocausto nuclear y la pérdida de millones de vidas inocentes.

VASILI ALEKSANDROVICH ARKHIPOV

En respuesta a la instalación por Estados Unidos de misiles balísticos “Júpiter” de alcance medio en Italia y Turquía (3) elVasily Arkhipov. Imagen bajo Licencia CCA-SA 4.0Vasily Arkhipov. Imagen bajo Licencia CCA-SA 4.0 entonces líder de la Unión Soviética, Nikita Khrushchev, decidió corresponder en especie instalando en Cuba, a tan solo 140 kilómetros de territorio norteamericano, 60 misiles balísticos de alcance medio e intermedio SS-4 y SS-5. Así, en el verano de 1962 y bajo el nombre clave de “Operación Anadir”, comenzó en el más absoluto secreto y bajo la práctica militar rusa de decepción, engaño y desinformación conocida como maskirovka, el traslado a Cuba de armamento defensivo y ofensivo y el despliegue de un contingente militar de 40.000 efectivos con los que Cuba y la URSS podían disuadir o, en el peor caso, enfrentar cualquier ataque militar norteamericano. Entre el armamento ofensivo soviético a ser desplegado en Cuba se incluían hasta 11 submarinos diésel-eléctrico de la “Clase Foxtrot” equipado cada uno con un “arma especial” o torpedo del tipo T-5 portador de una ojiva nuclear de 11 kilotones, algo menos potente que la bomba atómica “Little Boy” lanzada el 6 de agosto de 1945 sobre la ciudad japonesa de Hiroshima.

LA BRIGADA SUBMARINA 69

A comienzos de octubre de 1962, en ejecución de la “Operación Anadir”, zarpó secretamente de la base naval soviética de Poliarny en la Bahía de Kola, en el Mar de Barents, una flotilla designada como “Brigada Submarina 69”, conformada por 4 submarinos diésel-eléctrico identificados individualmente como B-4, B-36, B-59 y B-130, bajo el mando del Capitán Vitali Agafonov, quien comandaba el submarino B-130. Estos sumergibles soviéticos se dirigían al Puerto del Mariel en la costa norte de Cuba, en una travesía de más de 7,000 millas náuticas. El segundo al mando de la flotilla era el Capitán Vasili Arkhipov quien también ejercía como segundo comandante del submarino B-59. El Capitán Arkhipov era un marino curtido pues sirvió en un sumergible en el Mar Negro en 1948 y en enero de 1961 fue nombrado oficial ejecutivo del primer submarino nuclear soviético de la Clase “Proyecto 658”, identificado como K-19. El 4 de julio de 1961, durante unos juegos de guerra que se efectuaban en el Atlántico Norte, al sur de Groenlandia, estando sumergido el K-19 a 200 mts. de profundidad se produjo una fuga del sistema de refrigeración primario del reactor nuclear del submarino que elevo su temperatura a niveles cercanos a la fusión de las barras de combustible.

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